ROSARIO: AMENAZARON CON VOLVER AL PARO LA SEMANA QUE VIENE
El paro del transporte urbano e interurbano de ayer podría repetirse la semana próxima y por partida doble. El secretario general de la Unión Tranviarios Automotor, Manuel Cornejo, le dijo anoche a La Capital que si hasta el viernes no se llega a un acuerdo entre las partes, “casi con seguridad habrá paro de 48 horas, el lunes y el martes”. Mientras tanto, los usuarios se las ingeniaron de mil maneras posibles para llegar en la víspera a sus lugares de trabajo y realizar sus actividades diarias evitando un gasto extra de dinero.
La calle se llenó, más que otros días, de autos particulares. Y si bien hubo algunas personas que recurrieron a los taxis por el paro de colectivos, varios conductores de los autos de alquiler dijeron que la demanda no fue tan notoria.
El paisaje de la ciudad no fue el mismo que de costumbre. Por ejemplo, circularon menos personas por la peatonal Córdoba, y la miniterminal de la plaza Sarmiento estuvo desierta y silenciosa.
Allí se encontraba Carolina González, de 21 años y empleada, quien contó que “gracias a la bicicleta pudo ir a trabajar”, y que hubo compañeras suyas que “directamente faltaron”. Jésica Carballo, de 28 años y docente, también sacó su bici.
Entre los que recurrieron a la moto estaba Juan Espinosa, de 38 años y oriundo de Pérez. El hombre contó que llevó al trabajo a su mujer, pero que sus hijos no pudieron ir a la escuela ya que le resultó imposible afrontar el gasto de traslado. “Es justo que los choferes de colectivos reclamen por más salario, pero tendrían que buscar otra forma de hacerlo, y no el paro que afecta especialmente a la gente”, opinó Espinosa.
Mientras que María Cristina Durand, de 57 años, fue más escéptica. “Ya estamos acostumbrados a los paros en general, trato de adaptarme a la realidad y evitar mayores preocupaciones”, dijo.
Quienes se suelen trasladar al centro en colectivo buscaron ayer la forma para evitar vaciar sus bolsillos, aunque no siempre pudieron. Este es el caso de María Cristina González Silva, de 54 años, que vive en Oroño al 5100 y tuvo que pagar un remís para asistir a un turno de ortopedia. Y ni hablar de quienes optaron por caminar; en algunos casos recorrieron hasta 49 cuadras.
Varios rosarinos pretendieron que sus empleadores les pagaran la movilidad en taxi o remís, pero no todos consiguieron tener suerte. Para ellos, esta situación afectó el bolsillo en demasía.
La gente del centro, que en muchos casos tiene sus empleos cerca, no tuvo mayores inconvenientes porque pudo trasladarse a pie.
Si bien los taxistas esperaban trabajar un poco mejor, algunos contaron que lo hicieron “igual que cualquier día; la gente sacó sus vehículos a la calle, bicicletas, motos o autos. El usuario de bondis se organizó y no tomó tantos taxis”, dijo apesadumbrado Mario Foppoli, un tachero de 53 años.
Este contenido no está abierto a comentarios