Rosario: los trapitos piden hasta 100 pesos
En las canchas y las zonas de bares y boliches se exige una tarifa obligatoria en pesos, según el lugar, la hora y la gama del vehículo.
Hace años que en Rosario los cuidacoches han pasado a formar parte del paisaje urbano cotidiano. Hoy en día, es normal que al concurrir a un bar, boliche o espectáculo público aparezca una persona al trote, rejilla al hombro, que pregunte el clásico “¿Te lo cuido?”, a cambio de una colaboración voluntaria. Pero lo que surgió como una “changa” o salida laboral de emergencia fue variando, y así aparecieron diferentes experiencias. Los rosarinos se quejan por el cobro de tarifa fija, coercitiva y arbitraria de hasta 100 pesos, que se da en dos ámbitos emblemáticos: los espectáculos públicos (partidos de fútbol y recitales) y la nocturnidad, con las zonas de la Estación Fluvial y Pichincha como los casos más graves.
Plan piloto
Paralelamente, el Municipio regularizó algunos sitios y eventos, como La Florida en verano, el Encuentro de Colectividades, o el reciente programa piloto de avenida Pellegrini, donde los cuidadores están identificados con vestimenta específica y exhiben sus datos personales.
Dentro de los casos de tarifa fija y exigida, el de la cancha es el que más despierta la sospecha de tener una organización vinculada al delito. Sería difícil negar que las barrabravas de ambos clubes de Rosario tienen que ver con el regenteo del negocio. “Te lo digo en un caso como vecino y en el otro como hincha: la tarifa institucionalizada de ambos estadios hoy es 50 pesos. Te encaran y te piden eso. Pero mucha gente tiene preparado menos, 30 ponele, para contraofertar y tratar de negociar ese precio”, cuenta un habitante de la zona del parque Independencia que no se pierde un partido en el Gigante de Arroyito.
Coincidencia
Nicolás, un hincha de Newell’s que va siempre a ver los partidos en auto, coincide con el diagnóstico: “Depende de la zona, por Pellegrini más cerca de Oroño te sacan hasta 50 pesos. Cerca del cementerio es más barato, 25 o 30 pesos. Y por Cochabamba lo mismo”. Además comenta que la tarifa aumenta en las cercanías del partido: “Si llegás muy sobre la hora, en esa misma zona te piden hasta 40 mangos”. Un joven que trabaja en el área dice que algunos llegan a pedir “hasta 100 pesos”.Por otra parte, en Arroyito “están cobrando 50 pesos en casi todos lados”, indica Diego (30), un fanático de Central que concurre seguido a la cancha. Aclara, sin embargo, que por bulevar Avellaneda “te piden hasta 60 y 70”. El joven dice que el precio también depende del poder adquisitivo que parezca tener el conductor: “Si tenés una chata nueva o un Audi te piden más. Si te bajas de un auto destrozado, te tiran menos”, afirma.
La nocturnidad es el otro rubro donde hay cuidacoches que imponen un precio de manera intimidante. A la noche, en muchas zonas gastronómicas o de boliches, la tarifa sube según la hora. Según testimonios de diferentes vecinos y clientes, esto sucede en lugares como Pichincha, la zona de la Estación Fluvial y el parque de las Colectividades, además de adyacencias de San Martín y Tucumán, Salta y Oroño,y el parque España.
Un fin de semana, a la hora en que la gente sale a cenar, la tarifa exigida es de 30 pesos, a la medianoche (cuando muchos van en busca de algún trago) ya pasa a 50, y a la madrugada, cuando abren los boliches, pasa a 100 pesos. Sin embargo, eso no es extensible a todos los que trabajan en esas zonas:”Algunos pibes acá cobran fijo, yo lo hago a voluntad porque no me gusta andar apretando a la gente”, contó a LaCapital un hombre que es cuidador en las cercanías del bar Rock & Feller’s y el boliche Bound.
Buenos ejemplos
En el Concejo, el PRO ha sido el bloque que más ha insistido con la necesidad de regular la actividad. Sin embargo, destacan que “hay lugares en los que hay gente con buena predisposición, que se acerca a pedir una colaboración sin exigir”. Por ejemplo, “en la bajada Sargento Cabral y el entorno de la Aduana; o la zona de Puerto España, el bar Flora, y el Almacén de las Tres Ecologías; hay una buena convivencia entre automovilistas, cuidacoches y vecinos”, opinó el concejal de Cambiemos, Carlos Cardozo.
Para el edil, se trata de grupos que “bien podrían estar organizados como los de La Florida en el verano, o el de Colectividades, que son dos excelentes ejemplos de autogestión y de responsabilidad del Concejo, que aprueba una ordenanza todos los años para habilitar esas experiencias”. Cardozo cree que “esto demuestra que, si se trabaja en conjunto, en algunos lugares se puede”, aunque planteó: “En otras zonas creemos que es imposible: donde hay estacionamiento medido, porque sería una doble imposición; y allí donde operan como mafias, la nocturnidad y las canchas”.
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