“El odio destruye al ser humano”

De esta manera se expresó Sara Rus, sobreviviente de los campos de concentración de Auschwitz (Polonia) y Mauthausen (Austria), durante la Segunda Guerra Mundial, y una de las fundadoras de la agrupación Madres de Plaza de Mayo. Rus visitó nuestra ciudad para brindar una disertación para docentes en el marco del trayecto de formación “Enseñar la Shoá: Entre el conocimiento, el recuerdo y una ética del cuidado del otro”.
De paso por Santa Fe, Sara Rus visitó los estudios de Santa Fe Directo (Canal 13) donde brindó una entrevista en la cual contó su historia en su país natal y cómo arribó a Argentina.
Sara Rus es de origen polaco. Tenía 12 años cuando los nazis invadieron su país natal y se vio obligada a vivir en condiciones infrahumanas en el gueto de Lodz. “La pasé de la peor manera, porque estuve en los campos de concentración más terribles”, explicó Rus.
En julio de 1944 fue deportada al campo de concentración Auschwitz-Birkenau (Polonia). “A los 13 años estuve encerrada en el ghetto de Polonia donde perdí a dos hermanitos. Un nene de 3 años, que nació justo al estallar la guerra, no podíamos alimentarlo y falleció. Y un bebe que lo mataron al nacer. Además en Auschwitz nos separaron de mi papá”, comentó Sara al recordar uno de sus momentos más terribles de su vida.
Tiempo más tarde fue trasladada al campo de concentración de Mauthausen (Austria), de donde fue liberada el 5 de mayo de 1945. “Fue sobre el final de la guerra, con mi mamá trabajábamos en fábricas de aviones, en estado deplorable y terminamos en un campo de Austria”. Luego de vivir momentos que marcaron su vida, decidió embarcarse hacia nuestro país, en busca de momentos más placenteros que le permitieran reconstruir su vida. “Al país llegué en el año 1948, con mi marido, a quien conocí en un ghetto en Polonia y a quien reencontré después de la guerra”.
Tras la Segunda Guerra Mundial Sara vino a vivir a la Argentina. Su primer hijo, Daniel, era físico y en 1977, poco antes de cumplir 27 años, durante el terrorismo de Estado, fue secuestrado de su lugar de trabajo. Desde entonces se encuentra entre los miles de detenidos-desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar argentina.
Su marido, falleció pocos meses después de la llegada de la democracia a nuestro país, sin saber nada de su hijo. Al ser consultada acerca de cómo se mantiene en pie, luego de haber vivido terribles episodios, Sara respondió que “creo que lo que me dio la fuerza fueron las ganas de vivir”. Además, prosiguió, “nunca sentí odio, el odio destruye al ser humano, lo que siempre sentía es que debe haber justicia y siempre lucho por la memoria”.
Es por esta razón, que Sara recorre el país brindando charlas en escuelas llevando mensajes de esperanza, “cuando me escuchan los jóvenes, me escuchan con mucha atención, me miran y creo que me admiran, siempre estoy luchando por la vida, lo que más me interesa es poder vivir de buena manera, no hay que hacerse problemas por cosas pequeñas”.
Sara continúa realizando la búsqueda de su hijo con el deseo de “poder darle a mi hijo una sepultura digna, por lo menos a los huesos, a lo que sobró de él”.
Este contenido no está abierto a comentarios