Se calienta el clima por el de Lula
El expresidente criticó a jueces, a los medios y al establishment.
Una semana antes de que una corte de apelaciones en Porto Alegre decida si confirma o no la condena por corrupción contra él, que podría dejarlo fuera de la contienda electoral de octubre, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva atacó a la Justicia, los medios y la elite brasileña durante un acto con intelectuales y artistas en Río de Janeiro, en el que reiteró que es víctima de una persecución política para impedir su candidatura.
“Hoy soy un ciudadano indignado. No necesito ser presidente, ya lo fui; quiero probar mi inocencia”, resaltó anteanoche, enérgico, el máximo líder del Partido de los Trabajadores (PT), ante la rebasada platea de más de un millar de personas en el teatro Oi Casa Grande, en el barrio de Leblon, mientras afuera un grupo pequeño de manifestantes contrarios a Lula pedía su encarcelamiento.
En julio pasado, en el marco de las investigaciones anticorrupción de la operación Lava Jato, el exmandatario fue condenado por el juez federal Sérgio Moro a nueve años y medio de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero. Fue hallado culpable de haber recibido de la constructora OAS un departamento tríplex en el balneario paulista de Guarujá a cambio de haber beneficiado a la empresa con jugosos contratos con Petrobras durante su gobierno (2003-2010). La defensa de Lula alega que la propiedad no está a nombre de él y que nunca la utilizó, mientras que los fiscales y el juez dieron crédito a las declaraciones del expresidente de OAS Leo Pinheiro, que confesó que el exmandatario le pidió destruir documentos y ocultar el soborno en especie.
“Jueces con el comportamiento de él [Moro] deberían ser exonerados, por el bien público”, afirmó Lula. “¿Me iba a robar un departamento de 500.000 reales cuando podría haber tenido la casa llena de valijas de dinero o cuando podría haber participado de esa trama de Odebrecht y haber tenido cuenta en Suiza?”, ironizó, acompañado por escritores, artistas y varios políticos petistas. La sala estaba adornada por grandes fotografías con imágenes de Lula en campaña, rodeado de simpatizantes, y por carteles en los que se leía: “En defensa de la democracia y de Lula”, “Elección sin Lula es fraude”, y “Defender la democracia es defender a Lula”.
La tensión política ha ido en aumento en los últimos días, ante la expectativa de lo que el próximo miércoles decida el Tribunal Regional Federal de la 4» región, en Porto Alegre. Si los tres magistrados que integran la Corte de Apelación ratifican la sentencia del juez Moro, Lula podría quedar inhabilitado a presentar su nueva candidatura, aunque aún le quedarían varios recursos; dependerá del fallo.
Tranquilo, pero con un tono cada vez más radical en su discurso, el exmandatario señaló que no conoce a los jueces que tomarán la decisión clave sobre su destino político, pero no dudó en vincular al presidente del tribunal con un polémico general del siglo XIX que aniquiló a miles de campesinos indígenas y negros en la llamada Guerra de Canudos, en Bahía. Asimismo, Lula condenó a los medios de comunicación tradicionales y la elite brasileña, a los que acusó de ser parte del complot para intentar ponerlo tras las rejas.
“Si soy elegido [en los comicios de octubre], voy a hacer cosas que debería haber hecho antes. Esto es, tener una regulación de los medios de comunicación”, dijo entre aplausos y consignas en contra del poderoso grupo Globo.
Hoy, las encuestas ubican a Lula como el gran favorito para las próximas elecciones, con cerca del 35% de las intenciones de voto. El segundo colocado, con un 17% de las preferencias, es el diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, muchos de cuyos seguidores han prometido ir a Porto Alegre para manifestarse a favor de la prisión de Lula.
“Para detener a Lula van a tener que agarrar a mucha gente, más que eso, van a tener que matar gente”, advirtió por su parte la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, en una muestra del clima enrarecido que se empieza a respirar, y exhortó a los simpatizantes petistas a acudir también a Porto Alegre.
Ante la eventualidad de enfrentamientos, las autoridades de Porto Alegre y del estado de Río Grande do Sul solicitaron el apoyo de las fuerzas armadas en la ciudad y pretender cerrar el próximo miércoles los edificios públicos cerca del Tribunal Regional Federal.
Este contenido no está abierto a comentarios