SE REALIZÓ LA PEÑA ROCK LA SALLE
En la puerta, la fila se extendía de esquina a esquina. Cada grupo, con sus trapos, canturreaba y defendía a su banda de cabecera. La cita era a las 19.30, pero recién una hora después la gente pudo entrar al recinto.
Los organizadores esperaban 3.000 personas, pero sólo concurrieron 1.900. La diferencia no se notó: el público saltó y cantó cada una de las canciones.
A cielo despejado, pero con un fresco de 10 grados, la noche estaba ansiosa de rock. La primera púa rompió con la quietud y la espera. Fueron los integrantes de Líquido con su tema: “La cuerda de los cuerdos” los encargados de abrir. Si bien pocos lo conocían, la euforia lo acompañó con el primer pogo. Luego llegó Linterna para completar el primer bloque de rock.
Pasadas las 22, un sonido diferente sedujo a los oídos y provocó que el público se meciera en un vaivén característico de ritmos jamaiquinos. La voz que entonaba “Violento” no fue difícil de reconocer: era Sr. Brass, la flamante banda de reggae santafesino que, a poco más de dos años de sus comienzos, ya cuenta con CD propio y un clip a punto de estrenar.
Cerca de las 23, la noche tomaría un despegue del que ya no se podría retornar: las cuerdas de Bull Dog estrenaron un público ávido de música bonaerense, que peleó al frío con el pogo.
Euforia
Mientras los padres que estaban en la proveeduría se alarmaban por los nombres de las bandas, los adolescentes siguieron a Cadena Perpetua y Jóvenes Pordioseros, con un “105 y 3” que la mayoría supo acompañar.
Dos y media de la mañana. Un breve intervalo de silencio llevó a los jóvenes al gimnasio a refugiarse del frío. Algunos se sentaron en el suelo, otros se animaron un poco más: armaron una ronda y canturrearon en el medio.
Un sonido sugerente se filtró, casi imperceptible, en el murmullo. Las charlas se interrumpieron. Las miradas se dirigieron al patio. El murmullo se convirtió en un eco que empezó a cantar “Chica anoréxica”, la primera canción de Árbol.
Vestidos de blanco y con una energía explosiva que disipó los amagues del sueño, Árbol consiguió que el público se moviera a sus órdenes: la gente levantó las manos, se agachó y saltó según lo indicaban los integrantes del grupo.
Con un innovador estilo propio, la banda de Haedo combinó instrumentos con total versatilidad, paseando por el rock, pop, el hardcore y la chacarera.
El espectáculo terminó a las 3.30. Los músicos se retiraron airosos. El público se fue cantando los últimos temas tocados. Los alumnos del colegio terminaron cansados pero satisfechos. Una vez más, la peña fue una verdadera fiesta que justificó el trabajo y el esfuerzo.
Un buen trabajo
Mauro Barrientos tiene 17 años y es el coordinador principal de la fiesta. Como presidente del Centro de Estudiantes del colegio cuenta que “la realización de la peña conlleva un año de trabajo. Esta vez involucró a los 90 chicos del último año, la comisión de padres, directivos y un grupo de ex alumnos que aportaron su experiencia”.
Del otro lado del escenario, las estrellas ponderaron la organización. Javier Liotta, voz de Sr. Brass, comentó que “el trato con las bandas fue excelente. No sólo no tuvimos ningún problema, sino que nos trataron como a amigos”.
Pequeños fans
Algunos fanáticos se debatían por sobresalir: eran los más chiquitos que, en compañía de sus padres, pudieron acudir al recital.
José dormitaba en la falda de una mujer que acariciaba su sueño. Cansado, pero pendiente del sonido, no necesitó que su madre le avisara. A pesar de sus 8 años, saltó eufórico y cantó cada una de las canciones al pie de la letra.
José no es alumno del colegio, pero cuando se enteró de que en la Peña tocarían Árbol y Sr. Brass, le pidió que lo trajera a Noemí, su mamá, quien contó que “es fanático de la música, y siempre me pide que lo lleve a recitales”.
No fue el único. Dispersos por el patio podían verse a los chicos menores de 13 años que vivieron enérgicos el recital.
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