Tomás Kirzner: “Mi mamá es mi cable a tierra y me enoja cuando la atacan”

El hijo de Adrián Suar y Araceli González busca su camino sin favores ni tratos especiales y aseguró a La Nación que conoce bien a sus padres y que no le preocupa sus peleas mediáticas.
Tomás Kirzner no es un chico de 19 años común y corriente. Aunque él intente serlo, por todos los medios. Este pibe tranquilo, respetuoso, con cara de bueno es el único hijo del matrimonio entre Adrián Suar y Araceli González, una de las parejas más famosas y mediáticas de la Argentina de los 90. Por eso, por más que no quiera, es quien es. Y lo lleva bien.
Este año debutará en teatro en la obra Rabbit Hole, con Germán Palacios, Gabriela Toscano y Soledad Silveyra. También filmará una película con Franco Massini y seguirá con su programa de radio online, con amigos y sin cobrar un peso.
En el medio, seguirá con su vida de casi adulto, entre Pilar y Buenos Aires, entre mamá y papá. Soltero (por ahora) y sin apuro (también por ahora).
-¿Sentís que la gente te trata de forma preferencial?
-No, la verdad que no. O quizás no es tan notorio. Yo entiendo que algunas personas puedan tener un trato diferente, pero yo siempre voy llevando la relación hacia un lugar relajado, porque así soy yo.
-¿Cómo te cae que sepan todo de tu vida, desde que naciste?
-Me da un poco de pudor, al principio… Igual ya me acostumbré. Antes me angustiaba que como mis papás están muy metidos en el medio, se sepa mucho de mi vida, pero después pensé, bueno, es lógico. Yo no hago nada para que eso suceda.
-Parecieras no tener mucho que esconder…
-No tengo miedo de que conozcan mis secretos, no hay nada sobre mi vida que sea perjudicial.
-Claro, no tuviste un coma alcohólico a los 15…
-¡Nooooo!
-¿Tuviste una adolescencia tranqui?
-Normal.
-¿Eras buen alumno?
-Buen alumno, mal estudiante. Era vago, muy vago. Pocas materias me interesaban.
-¿Cuáles?
-Historia, Geografía, Literatura, Biología… Y toda la vida me llevé materias. Me llevaba, ocho, nueve… Mi récord fue once, pero no estoy para nada orgulloso.
-¿Y tu mamá qué decía?
-¡Se moría! Una angustia terrible tenía mi vieja, pero yo después las rendía. En diciembre, generalmente me bochaban en todas y en febrero las rendía bien. Nunca repetí. Me perdía veranos con mis amigos, pero bueno, me lo merecía. Yo era un buen pibe, me llevaba bárbaro con los profesores, fui al mismo colegio toda la vida, el Wellspring de Pilar.
-¿Te malcriaban un poco?
-Nos malcriaban a todos. Nos conocían desde los cuatro años. Y estuvimos siempre juntos, el mismo grupo. Egresamos el año pasado.
-¿Y ahora qué vas a hacer de tu vida?
-Sé que ahora se vienen las responsabilidades, se vienen esas ocupaciones pesadas. Uno cuando es pendejo lo único que tiene es el colegio. Ahora manejo, tengo que hacer trámites, vengo a Capital, un montón de cosas.
-Y con respecto al trabajo, ¿qué querés hacer? ¿Tenés definida tu vocación?
-Fue variando. En un momento quise ser biólogo marino porque yo soy fanático de los animales. Pero el bichito de la actuación pudo más, me lo injertaron, quedó. Y ahora me encanta.
-Terminaste la secundaria y ¿te anotaste en alguna carrera?
-No, estudio Teatro desde los 14 con Nora Moseinco. Ahora dejé. También arranqué en la FUC porque otra de las cosas que me gustaría es dirigir cine.
-¿Seguís en la FUC?
-No. Cuando quedé para estar en elenco de Fanny, la fan, las grabaciones me ocuparon muchas horas y no podía estudiar nada. Entonces terminé dejando.
-¿Cómo quedaste elegido en Fanny?
-Por un casting. Me enteré por mi representante y fui.
-¿Tenés representante?
-Sí, para poder empezar, porque de los casting no te enteras sino…
-A veces ponen afiches en los talleres de teatro.
-Es verdad. Antes de tener representante, cuando todavía estaba en el colegio, fui a tres casting por la escuela de Moseinco. Uno era para una obra de teatro y los otros dos, para cine.
-¿Quedaste?
-No. Mi karma es “no das el phisique du rol”. Eso me frustraba, decía “che, ¿pero qué tengo de malo? Y me explicaron que no tiene que ver con algo actoral, que a veces los directores buscan ciertas cosas. Y me fui curtiendo. Fui a miles de casting, a miles. Al principio la pasaba como el orto y ahora no.
-¿Llorabas?
-¡No! No lloraba. Decía “bueno, la próxima será”. Si lloro me nublo y me vuelvo loco.
-O sea que para el personaje de Fanny sí dabas el physique du rol.
-Aparentemente, sí. Y también se ve que gusté. Sebastián Ortega, cuando quedé, me felicitó.
-Dijiste que a los casting de Pol-ka no vas.
-Porque quiero hacer mi camino por mi lado. En Pol-ka están mis tíos como jefes de casting. Sería incómodo y, en el fondo, me pondría intranquilo. No es por nada malo, es lo que decidí.
-¡Qué difícil ser vos!
-¿En qué sentido difícil?
-Sos un buen pibe, ubicado, querés hacer tu camino y siempre habrá alguno que diga “es un acomodado”.
-Siempre van a estar los que te apoyan y los que te quieren tirar abajo. Hagas lo que hagas.
-¿Hiciste mucha terapia? ¡Tenés todo claro!
-No, nada que ver. Respeto mucho a los terapeutas porque hice terapia de chico, por eso tengo una visión clara sobre ese tema: ya sé que no hay que ponerse mal porque la gente va a decir cosas siempre. Si te empezás a preocupar por lo que comentan, no podés vivir. Yo no me fijo lo que ponen en las redes ni en ningún lado, porque seguro hay un montón que te re apoyan, y dicen “qué bueno lo que haces”. Pero después aparece uno solo que te dice una cosa mala y a vos ¡te rompe las bolas ese uno!
-¿A quiénes escuchas a la hora de los consejos?
-Tengo críticos confiables que son mis amigos y mis familiares. Sé que les importa lo que hago y quieren una mejora, entonces es buenísimo tener más cerca a esos amigos, esos familiares o seres queridos, que te dicen la verdad.
-¿Recordás el mejor consejo que te dieron?
-Que hay que tener siempre los pies sobre la tierra, ser humilde y aprender. Creo que en esta profesión, lo que sucede es que vas aprendiendo a medida que pasan los años. Y Nora Moseinco me enseñó que cuanto más aprendas otras técnicas, otros métodos, leas y hagas un montón de cosas, más instruido vas a estar, te vas a foguear más y eso es lo importante. Un actor tiene que hacer eso.
-Un actor culto.
-Ponele.
-¿Qué leés?
-Puedo leer algo viejísimo, un método del actor Stanislavski o Peter Brook, o una novela de Tennessee Williams, lo que sea. Teatro puro, soy fanático del teatro
-¿Te gusta más el teatro que la televisión?
-Me encanta, me gusta mucho más el teatro. Tal vez la televisión tiene esa cosa más inmediata, tienen que hacer una cosa semanal, es todo más rápido; no se puede profundizar tanto… Pero no es una crítica, es algo que te lo dicen todos los actores del mundo.
-Son distintos trabajos.
-Y son todos valorables, son todos respetables, son todos buenísimos. La televisión tiene rapidez; el teatro más profundidad. En el teatro se abre el telón, arranca la obra y está esa euforia, esa adrenalina de que es todo aquí y ahora y hay gente que te está mirando.
-¿Viste alguna obra que te haya partido la cabeza?
-Totalmente: Ricardo III, en los Estados Unidos, en Brooklyn, con Kevin Spacey. Fue muy fuerte. Yo tenía 12 años.
-¿Y qué sentiste el año pasado cuando se conocieron las noticias sobre él, de acoso?
-Y, pensé “qué cagada”. Pero igual lo que yo vi en ese teatro para mí es imborrable.
-¿Cómo era de chico ver en tu casa a figuras de la tele muy conocidas?
-Tele no veía, pero tenía noción de quién era el que estaba en mi casa.
-¿No ves tele?
-Te juro que no. Veo solamente unitarios porque me gustan, pero programas de chimentos, novelas… No veo nada.
-¿Noticieros?
-Noticieros… A la mañana, antes de irme, un poco para ver qué sucede acá en la ciudad, pero después no veo. Creo que no hay muchos pibes hoy en día que te digan: “Veo novelas”.
-Bueno, tu caso es distinto: tu papá es actor, gerente de un canal y tu mamá protagonista de telenovelas.
-Pero nunca los veía, salvo que mi papá me dijera “che, mirá esto”. Entonces me quedaba mirando con él, pero no es algo que sale de mí. No me interesa.
-O sea, sos cero cholulo.
-Nunca en mi vida fui cholulo. Tenía noción de quién estaba enfrente mío y lo trataba con respeto. Y, a medida que iba conociendo su trabajo, admiración.
-Tu mamá dijo en una nota que tu papá se había volcado mucho al trabajo y que no había estado muy presente en tu casa, ¿vos eso lo notaste?
-Una persona como él, inevitablemente siempre estaba con trabajo. Pero yo lo que siempre digo es que a mi papá y a mí nos une mucho el humor. Literalmente, es lo que nos une.
-¿No sentiste esa falta de la que habla tu mamá?
-Creo que es un tema que abarcaría mucho rato de charla, pero no quiere decir que esto lo padezco, tampoco estoy diciendo que sea un mal padre. Puede ser que haya estado un tiempo así, porque el trabajo lo consumía. Él está al tanto de eso, lo hemos hablado varias veces, hemos cambiado opinión acerca de lo que a mí me parecía en un pasado y él está de acuerdo. Es por eso que están muy en claro las cosas entre él y yo. Ahora, a medida que él se va poniendo más grande y yo también, tenemos otras responsabilidades, otras maneras de pensar y cuando estamos juntos hablamos de otras cosas…
-Tienen todo muy charlado.
-Sí, lo tenemos charlado, él me lo respetó, yo se lo respeté a él. Lo que me dijo me pareció correcto y eso es lo mejor de tener una relación así con tu papá. Pasaron estas cosas en el pasado pero ya está.
-Qué bueno que lo pudieron hablar. Hay muchas familias que lo van tapando y es muy incómodo.
-Es muy incómodo. Pero él sabía, yo sabía y lo mejor para los dos fue hablarlo. Porque somos padre e hijo, por más que él sea quien es. Y las cosas que nos dijimos, fue en el marco del cariño y el respeto.
-¿Te molesta que tu mamá lo cuente?
-No, para nada. Es la relación que tiene con él. Yo sé muy bien cómo es mi mamá, cómo es mi papá.
-Lo que evidencian es que se llevan mal entre ellos. ¿Te duele eso?
-No, para nada.
-¿Nada?
-No, no. De verdad. Es un trabajo de años que vengo haciendo y lo vengo haciendo con mi familia. Yo era muy chico cuando se separaron… No me pasó de grande.
-¿Cómo viste la pelea mediática del año pasado?
-Si ellos necesitaron hacerlo, fue por algo. Ellos saben qué hacer, son dos personas grandes yo no me meto y no me molesta. No les reprocho nada.
-¿Cuántos años tenías cuando se separaron?
-Tenía 3, 4 años… Después volvieron y se separaron definitivamente cuando yo tenía 7.
-¿Necesitaste reconstruir qué había pasado?
-A todos se nos generan preguntas de “bueno, cómo fue”. Me contaron tanto él, como ella. Eran compatibles las dos historias… Me quedo con esa historia y ya está.
-Da la sensación que tu mamá sufrió más con la separación.
-Puede ser, depende de cada uno, pero los dos la pasaron mal seguro.
-¿Te lo dijeron?
-Sí, el punto en común de las dos historias es que la pasaron mal, pero no es algo que tengo muy presente en mi vida, no es que hago la nota porque estoy muy mal con mis padres…
-No, no das esa impresión. Tranquilo.
-Yo lo cuento, lo tengo charlado, por suerte. Y le agradezco a los dos que pudimos hablar y ellos me contaron, tanto mi vieja como viejo. Entonces, hoy en día, yo tengo el camino claro.
-Y nunca fuiste un niño muy expuesto.
-No, nunca lo fui. Si yo me iba a exponer, iba a hacerlo según mi criterio, no antes. Y ellos jamás me presionaron. “Si lo querés hacer está bien; si no, no hay problema”.
-¿Es verdad que de chico dormías con tu mamá?
-Dormí con mi vieja hasta los 8 años. Mi mamá es mi cable a tierra y me enoja cuando la atacan. Es la persona más buena que conocí en mi vida, tiene un carácter fuerte, es verdad. Pero no le reprocho nada a mi vieja, es más, creo que yo le tengo que deber a ella de acá en adelante, por todo lo que hizo por mí y por mi hermana.
-¿Cuando llegó Fabián tuviste que irte de la cama?
-Ya tenía 9 años. Ya me había ido. Un día dije: “Ma, creo que ya está”. Éramos una familia de tres: mi hermana, mi vieja y yo. Entonces a ella le gustaba tener una compañía.
-¿Florencia dormía con ustedes?
-Cada tanto. Era un juego, nos cagábamos de risa.
-O sea que no llegaste a odiar a Fabián.
-¡Jamás! Eso siempre le digo a Fabi, que lo valore porque yo soy re celoso y nunca fui celoso de él.
-¿Sos celoso?
-Recontra, recontra, recontra celoso. Con mi vieja y con mi hermana.
-¿En serio?
-No se puede vivir. Es una ira contenida. Cuando sucede algo que no me gusta, me tengo que ir. No puedo, no puedo convivir. Lo resuelvo así. Y a medida que van pasando los años, hago como una especie de trance.
-¿Tuviste alguna novia?
-Tuve novia, sí. Fue un sol conmigo. Tuvimos una divina relación que duró casi dos años. Terminamos de la mejor manera.
-¿Y ahora?
-Ahora estoy soltero.
-¿No estás buscando novia?
-No estoy buscando novia.
-¿Tenés aplicaciones de búsqueda?
-¡No, ni en pedo! Si llego a estar de novio, quiero conocerla en persona, que se dé la situación y si algo me florece… bueno.
-Una vez dijiste que te parecía linda Oriana Sabatini y enseguida te asustaste pensando que ese título iba a salir en todos lados. ¿Tenés mucho sentido de la mediatez?
-¡Sí! Es más, te digo con total sinceridad, cada vez que hago una nota, un 5% de mí la pasa para el orto porque sé que tal vez hay palabras que pueden entenderse de otra manera.
-En eso te parecés mucho a tu papá. Tu mamá es más pasional.
-Bueno, por eso sucedió lo que sucedió. Ella dice: “¡Ya está, si ya saben, qué importa!” Entonces, por eso soy confiado, porque cuando hace esas cosas tanto mi vieja como mi viejo, saben qué va a suceder. No es todo para hacer quilombo.
-¿Vos te cuidás de lo que decís públicamente?
-Yo soy sincero siempre. Cuando doy notas, soy honesto. Me cuido un poco por las dudas. Porque hay cosas que tampoco es necesario que se sepan. No tengo nada que ocultar, pero se entiende a lo que voy.
-¿Qué tenés de tu mamá y qué de tu papá?
-Me dicen: “Vos sos muy parecido a tu mamá de cara, pero en gestos, boludeces y eso sos igual a tu viejo”. Mi mamá tiene esa cosa machona, de mina de Ramos Mejía, calentona… Y mi viejo nada que ver. Es más, nunca me pudo retar. Es gracioso hasta para retarme. Al toque te hace cagar de risa, es imposible. Y mi vieja tiene una presencia que es impresionante. Entra a un lugar y hay algo que sucede… Yo ya estoy acostumbrado porque es mi vieja, pero es tremendo.
-¿Viste todo lo que hizo tu papá, todo el cine, todo el teatro…?
-No vi Poliladron por ejemplo. Me gustaría.
-¿La obra de teatro que está haciendo ahora?
-Sí, la vi. Y la que está haciendo mi mamá, también.
-¿Sugar? ¿La que hizo Griselda Siciliani? ¿Fuiste?
-No.
-¿Te invitó Griselda a verla?
-Te soy sincero, no. Pero me contó Arturo Puig, que es el director, que la obra estaba muy bien.
-¿De tu hermana Margarita también sos celoso?
-No, porque todavía es chiquita y trato de no serlo porque si no la perturbo. Si me pongo celoso, dice: “¿Qué le pasa, por qué hace eso?”. Nunca fui hermano mayor en mi vida, entonces yo estoy chocho porque me tiene como de ejemplo y yo trato de ser el mejor ejemplo.
-¿La ves seguido?
-Sí, por suerte en la semana la veo bastante seguido, cuando está con mi papá, ceno con ellos. Todavía vivo con mi mamá en Pilar, pero por temas de trabajo vengo mucho a Capital. Me gusta vivir allá. Ese silencio, esa paz… Se te calman las neuronas. Estoy tranquilo, me junto con mis amigos de toda la vida.
-¿Pensás mudarte?
-Por ahora, no. Este año voy a hacer teatro y cine. Después, veré. Me gustaría irme más adelante a estudiar actuación a Londres, al RADA (Royal Academy of Dramatic Art). Mientras tanto, viviré en Pilar. Allá todo se armoniza. Es otro mundo.
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