UN PROFESOR ACUSADO DE ABUSAR DE 21 CHICOS TERMINÓ ABSUELTO
Uno de los jueces dijo que oyó “verdaderas historias dantescas”, enmarcadas en una causa a la que calificó de “nefasta”. Cuando el tribunal fue desestimando las acusaciones una a una, caso por caso, los padres de los chicos que estaban en la sala comenzaron a retirarse también uno a uno, nerviosos, contrariados, expresando su indignación.
Al acusado, un profesor de educación física de un colegio con orientación católica, le imputaban 21 casos de abuso sexual contra sus alumnos de jardín de infantes, de entre 4 y 5 años. La lectura del fallo se desarrolló en un clima de extrema tensión que finalizó con incidentes cuando se conoció la decisión del tribunal: por unanimidad, el docente fue absuelto.
No fue la única resolución del tribunal, que resolvió procesar por “falso testimonio” y “lesiones culposas” a una psicóloga que trabajó en las pericias de los chicos en forma privada. Según los jueces, Ana María Birades “coconstruyó” el relato de los menores, y provocó “afectación psicofísica” en ellos. La psicóloga Adriana Vitale, perito oficial, fue procesada por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
Fue el primer revés para las fiscales María de los Angeles Lorenzó y Andrea Gómez, quienes habían pedido 18 años de prisión para el profesor Fernando Melo Pacheco, de 37 años. Los abogados de los padres, Julio Razona y María Martorella, habían pedido 20 años de cárcel.
En la lectura del fallo, que duró casi tres horas, se reprodujeron algunas frases muy fuertes extraídas del testimonio de los chicos, que los jueces José Martinelli, Alfredo Deleonardis y Esteban Viñas pudieron ver en las primeras audiencias del juicio oral, desarrolladas a puertas cerradas. Allí, nenes y nenas contaban que el profesor de gimnasia les “tocó la cola”, les “pegaba” y, entre otros del mismo tenor, que los “encerraba” en un cuartito donde les sacaban fotos desnudos.
Durante el juicio, los jueces visitaron dos veces la escuela. Según concluyeron, en ese cuartito, un lugar donde se guardan artículos de limpieza, partes de escenografía y colchonetas “no pudieron ocurrir” los abusos denunciados.
“Se asemeja a un despropósito que diez o más personas (refiriéndose a docentes y autoridades del colegio) decidieran poner en riesgo su vida, su honra, su trabajo, para que el profesor de educación física diera rienda suelta a los más bajos instintos”, dijo el juez Deleonardis.
Al analizar caso por caso, es decir, chico por chico, el Tribunal Oral en lo Criminal Nø 1 consideró que entre los testimonios de los chicos y el de sus padres hubo “contradicciones” y que “no se correspondían”.
El caso se conoció cuando la mamá de una nena de 4 años, a mediados de 2002, hizo la primera denuncia al notar cambios en la conducta de su hija. Luego se sumaron a la causa las denuncias de otros padres. Fueron más de 30 las acusaciones, pero cuando el juez Pedro Hooft elevó las actuaciones a juicio oral, a Melo Pacheco se lo imputó de 21 casos de “abuso sexual gravemente ultrajante reiterado y calificado”.
El profesor Melo Pacheco fue detenido el 26 de octubre de 2002, pero no estuvo más de dos meses tras las rejas: la Cámara Penal le concedió la posibilidad de seguir el proceso desde su casa, hasta el día del juicio.
Ayer, el edificio de los tribunales de Tucumán y Brown fue custodiado fuertemente por policias de Infantería, pero a pesar de esto no pudieron impedir que al llegar, algunos familiares de los chicos golpearan duramente al hermano del acusado. A la noche, cerca de las 21, cuando se conoció la absolución se produjeron algunos enfrentamientos entre los padres de los chicos y amigos del profesor. Hasta el cierre de esta edición Melo Pacheco no había abandonado Tribunales.
Al concluir los fundamentos, Deleonardis sintetizó el proceso con una palabra: “Angustia”. Se preguntó si “pudo haber sido evitado tanto dolor para todos”. Para Viñas, de un caso, en particular, de una familia, “una confirmación errónea” se generó un caso de “conmoción colectiva”.
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