Copa Sudamericana
Unión empató con Cruzeiro en el Mineirao

El equipo de Madelón resistió con diez jugadores desde los 40 minutos del primer tiempo y arañó un punto con sabor a alivio.
Fue 0 a 0 en el Mineirão, con un equipo alternativo, uno menos durante más de un tiempo y un debut sobresaliente de Tagliamonte. El Tate terminó último en el grupo.
Unión cerró su participación en la Copa Sudamericana con un empate sin goles ante Cruzeiro en Belo Horizonte. En el histórico Mineirão, el equipo de Madelón resistió con diez desde los 40 del primer tiempo —por la expulsión de Fascendini— y arañó un punto con sabor a alivio. Fue la despedida de una copa que no dejó alegrías, pero sí una última imagen más ordenada.
Una copa que dejó poco y nada
Con cuatro puntos y apenas dos goles en seis fechas, Unión terminó último en el Grupo E, debajo de Cruzeiro, que se quedó con 5.
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El equipo arrancó con una victoria que ilusionó frente a los subcampeones en Santa Fe, pero después se fue desdibujando. Para esta última función, sin Palacios, Profini, Bruno Pittón ni Estigarribia, Madelón puso un once alternativo, con Verde, Gamba y Del Blanco como ejes ofensivos.
Todo se complicó cuando Fascendini fue expulsado tras revisión del VAR, a cinco del cierre del primer tiempo. Desde entonces, Unión jugó con uno menos y el partido cambió: Cruzeiro se adelantó sin ideas y el Tate se sostuvo con oficio.
Tagliamonte, el gran punto alto
En su debut internacional, Matías Tagliamonte fue la gran figura del partido. Seguro y sereno, respondió en cada pelota difícil -aunque fueran pocas- y salvó el resultado con una atajada monumental a Bolasie en tiempo de descuento. También fueron claves Corvalán, con un cierre salvador, y Mauro Pittón, firme en el medio.
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En ataque, Unión generó lo suyo: Colazo casi mete un golazo de cabeza, Ham se mostró activo, Palacios dejó una buena habilitación y Gamba peleó como siempre. No hubo grito de gol, pero sí compromiso. Y eso, en este cierre, vale.
El futuro es hoy
Unión termina el semestre con más preguntas que respuestas, sin objetivos internacionales y con el foco puesto en el torneo local. El déficit de gol es estructural, el recambio escasea y los juveniles —como Profini, Verde, Del Blanco, Paz y Lavezzi— cargan con demasiadas responsabilidades. Pero hay señales. Y si se los cuida, el Tate puede construir algo mejor.
Se fue la Sudamericana. No alcanzó para ilusionar, pero este cierre al menos sirvió para que no todo termine en bronca. Ahora queda lo más difícil: levantar cabeza. Y no fallar más.