Vandalismo en escuelas
Cuando cuidar las instituciones educativas se convierte en una tarea más que difícil. Deterioran las paredes pintándolas, rompen ventanas, dañan los bancos escolares, roban, destruyen y ahora también las prenden fuego.
El pasado 8 de enero, la escuela Lisandro de la Torre situada en la intersección de las calles Böllinger y Jaime Ferré, en el barrio Italia de nuestra ciudad, sufrió un acto de vandalismo, donde un depósito de la institución educativa se incendió tras el ataque. El foco ígneo se había desatado en una pequeña habitación de 6 m2 utilizada como depósito, ubicada en el primer piso al lado de la sala de música. Este espacio se utilizaba para guardar bancos, estufas, ventiladores, y artículos de limpieza, entre otros elementos. Al parecer por un pequeño hueco de una abertura que no tenía vidrio, habrían ingresado personas de contextura física pequeña, hasta el momento no se tienen certezas de cómo ocurrió, que no robaron nada pero sí produjeron destrozos y vandalismo.
Hasta allí lo ocurrido aquel fatídico ocho de enero. Ahora bien, ¿volvieron a leer los elementos que se perdieron? Sí, bancos, ventiladores y estufas. No hace falta recapitular tantos años atrás para recordar intensos reclamos por parte de la comunidad para dotar a las instituciones de estufas porque los estudiantes no podían concentrarse por el frío, luego reclamos porque el calor era sofocante, y así podemos hacer una larga lista de reclamos. ¿Pero en qué capítulo entra cuidar las instituciones educativas?, ¿dónde quedan esas palabras de orgullo por “la querida escuela” cuando se despiden de la institución?.
Lamentablemente solo quedan resonando en el aire, en esta ocasión se trató de un incendio que podría haber generado un siniestro aún mayor, pero pudo ser controlado. ¿Se tomaron el trabajo de ingresar a una escuela e ir a ver sus aulas o baños, cuando promediamos la mitad de año? Bancos escritos, rayados, quebrados, paredes con grafitis, baños deteriorados por el mal uso, puertas escritas, corrector de tinta en todos los azulejos y espejo, vidrios rotos y ahora incendios. Estos actos también son vandálicos.
Estas “travesuras” si así pueden llamarse ponen a toda una institución de pie cada año, para que el comienzo del ciclo lectivo sea en un establecimiento limpio, ordenado y sin daños y para crear el espacio propicio para la educación de los jóvenes, esos mismos jóvenes que se toman el tiempo para deteriorar esa escuela que se ocupa de formarlos.
Uniendo fuerzas
En la mañana de ayer docentes, directivos, y personal de la secretaría de educación de la Municipalidad de Rafaela, se reunieron para mancomunar tareas para acondicionar el establecimiento educativo de cara al 1 de febrero que vuelve a abrir sus puertas. Su directora, Sandra Soria en diálogo con CASTELLANOS afirmó que “hasta hoy no sabemos quién fue, pero hubo muchos daños. Hoy somos más de 25 personas trabajando, lo que agradezco y veo el compromiso que hay con la institución”.
La tarea comenzó a las 7 am donde lo primero “fue sacar todas las cosas, hierros que quedaron en el depósito que se quemó integro, perdimos nuestros elementos de limpieza, mopas, escobas y carretillas, todas las estufas, los armarios, se perdió todo lo q había”.
Ahora la tarea es de la comunidad toda, en primer lugar colaborando con la escuela para que recupere parte de los elementos perdidos. Pero por otro lado, es momento de empezar a crear conciencia desde la casa muchos padres toman el colegio como si fuese una guardería para sus hijos, y siento decir que esto no es así. El vandalismo nace desde la primera pintada a un banco para luego llegar a actos mayores como éste, no hagamos la vista gorda, los espacios son de todos y la ciudad es de todos, si pretendemos conservar nuestra hermosa Rafaela, empecemos desde casa a crear esa conciencia para evitar que ese mal social siga evolucionando.
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