Víctor Felix Reviglio: “¿Viniste a buscarme para cerrar la grieta?”
El peronismo es un fenómeno histórico, político, social y hasta antropológico, difícil de entender por la ciencia política universal. Lo extraño es que parecería los académicos prefieren mantenerlo dentro de su ignorancia y no involucrarse. “Dale la vuelta que quieras, el peronismo es un sentimiento y desde ahí hay que comprenderlo”, dice el ex gobernador.
Por Pablo Benito
El ex gobernador de Santa Fe periodo 1987-1991 tiene 81 años. Mantiene una energía arrolladora que lo expresa con la potencia de su voz. Con enorme lucidez, Reviglio, está en el momento justo -por experiencia y salud- para realizar un aporte vivencial, único.
-¿Volvió?
—Nunca me fui. Hace unos meses vino a verme Ricardo Olivera. Me llama y me dice “…doctor quiero hablar con usted”. Me di cuenta de lo que estaba pasando y cuando lo recibí, acá en casa, le pregunté antes de empezar a charlar: “¿Viniste a buscar cerrar la grieta?”
—No se refería a la “grieta nacional”
—No, por supuesto. Es que existe una grieta, en el peronismo santafesino, entre lo que es el período mío y de Vernet y los de Obeid y Reutemann, por otro. Pero todo es peronismo. Claro, a los chicos sólo les quedé yo, porque Vernet y Reutemann están en Buenos Aires, Jorgito ya no está con nosotros y por eso, creo, que recurrieron a mi como símbolo de esa unidad que pudo trascender las diferencias y aprender de sus errores. Ganamos por los errores, no por los aciertos.
—¿Cómo es eso?
—En los 12 años que estuvimos fuera de la gobernación de la provincia fueron las divisiones las que nos alejaron de la Casa Gris. El socialismo nunca tuvo una gran adhesión popular y nosotros perdimos esa vocación de poder que caracteriza al peronismo. Nosotros somos pragmáticos por ADN y no lo estábamos haciendo. No recuperamos el gobierno por errores propios y porque fuimos permeables a los referentes nacionales. Aprendimos. Ahora tenemos, en Omar Perotti, a quien pudo conducir y armonizar las diferencias en vez de intentar, inútilmente, superarlas. Era un excelente candidato y será un gran gobernador, estoy seguro de eso.
—Está convencido…
—Es que es un muchacho muy preparado y es oriundo de una ciudad, Rafaela, que tiene una impronta muy particular y de donde están surgiendo importantes dirigentes, políticos, judiciales y empresarios. Perotti, fue tres veces intendente de su ciudad -que no es nada fácil- fue senador provincial, diputado, actualmente es senador nacional, fue ministro, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo. Es un hombre serio, responsable, al que le llega esta oportunidad en un momento justo de su vida, con un recorrido en la política y en la gestión pública a pesar de que no llega a los 60 años. Fui gobernador, soy peronista y veo, en él, las condiciones necesarias para conducir la provincia en un momento muy difícil del país.
—¿Influyó la boleta única en las derrotas del peronismo?
—Puede ser, muchos compañeros se enojaron con Jorgito (Obeid) cuando se derogó la ley de lemas. Yo creo que no hay que hacerse los tontos, todos los sistemas electorales responden a intereses sectoriales. La boleta única le da importancia a la persona y relega a la organización política. Incluso, en ese sentido, creo que hasta con la boleta sábana el elector es más consciente de lo que está votando. Ahora uno tiene una fotito y el nombre del que encabeza y no tiene ni idea de quien está atrás.
En su momento, a mí se me ocurrió lo de la ley de lemas porque pensaba que era una forma de superar las internas. Mi idea era “sumar sin mezclar”.
—¿Y cómo se gestó aquella ley de lemas?
—Mirá, antes de proponerla yo fui a hablar con Menem, que era presidente. Yo había jugado en contra de él y me costó, porque “en política se paga doble cuando perdés”. Yo era renovador, incondicional de Cafiero. Gran amigo y compañero. Le dije la verdad a Don Carlos “estamos mal en Santa Fe, así como están las cosas perdemos la provincia”. Con este mecanismo lo que se limitaba, además, era la traición. Ya lo había vivido en Rosario, cuando Cavallero gana la intendencia en el 89. Muchos de los nuestros festejaban con el socialismo. Te hablo de dirigentes importantes. Respeto mucho al socialismo, incluso Hermes Binner fue funcionario mío cuando yo estaba en Salud, pero hay que decirlo. Ellos llegan a Rosario por las traiciones dentro del justicialismo.
—Habrá sido una bomba esa reforma electoral
—Yo recuerdo que un periodista muy importante e influyente de esa época, Larriera, al que nadie puede acusar de peronista, decía que estaba cansado de las internas sangrientas y se refería, siempre, a los radicales. En ese momento, el Changui Cáceres y los amarillos se mataban. La mayor resistencia la teníamos nosotros. La gente de Barrionuevo, Cardozo, el sector Carignano estaba en contra. Lo más divertido, en el caso de Barrionuevo, es que no solamente no la apoyó, sino que trajo gente para ganar las gradas durante la votación. Pero, sumando la gente que teníamos, más la de Usandizaga, se aprobó la ley de lemas y ahí nomás… ¡Por un voto!
—¿Cómo ve la realidad hoy?
—Fantástica… Mirá, este aparatito (levanta su celular) está cambiando el mundo de una manera que ni nos imaginamos. Las generaciones que vienen, ya tienen lo digital incorporado en su ADN y es un desafío conducir ese proceso. Debe consolidarse una ética de la ciencia. Sigo creyendo que la medida del progreso está dada por la mirada del ser humano sobre sí mismo y su relación con el mundo.
Este contenido no está abierto a comentarios