Vaticano
El nuevo Papa fue misionero en Perú y promete seguir el legado de Francisco

Ex misionero en Perú y colaborador directo de Jorge Bergoglio en Roma, el flamante Papa destacó la humildad, ternura y compromiso del pontífice argentino, a quien considera su guía espiritual.
El cónclave ya tiene su elección. El nuevo Papa es Robert Francis Prevost, norteamericano de origen, pero con un fuerte corazón latino. Cercano colaborador de Jorge Mario Bergoglio durante sus últimos años como pontífice, el flamante Papa recordó con emoción al Papa Francisco y destacó su generosidad, su amor por los pobres y su coherencia evangélica. “Lo dio todo por la Iglesia”, aseguró.
Prevost, agustino nacido en Chicago, fue misionero en Perú durante casi veinte años, prior general de su congregación y, desde 2023, prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los cargos más relevantes de la Curia.
En estos años, compartió cada sábado por la mañana reuniones con Francisco. “Hasta el final, quiso entregarse por completo a su ministerio. Me decía siempre: ‘no pierdas el sentido del humor, tenés que sonreír’”, evocó el nuevo Pontífice.
Un puente entre dos Iglesias
En cuanto a su vínculo con América Latina, Prevost tiene grandes conexiones que recuerdan al Papa Francisco: un español fluido, su sensibilidad con la cultura latinoamericana y su proximidad al pensamiento del argentino lo convierten en un candidato de continuidad.
Los expertos lo ven como un “puente” entre dos Iglesias: la institucional y la popular. Lo describen como un norteamericano con corazón latino, capaz de generar consenso y tender puentes entre distintas sensibilidades dentro del catolicismo. Su elección resulta, para muchos, una carta inesperada.
El papado de Prevost se perfila como una línea de equilibrio: cercana al legado del Papa argentino, pero con el perfil institucional y sobrio que muchos cardenales valoran en tiempos de cambio.
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Encuentros que marcaron una relación
El vínculo entre ambos comenzó hace más de una década, cuando Prevost, como prior general de los agustinos, visitaba comunidades religiosas en Buenos Aires. “Siempre vi en él a un pastor profundamente evangélico, con una opción clara por los pobres”, recuerda.
Ya como Papa, Francisco celebró su primera misa pública en la parroquia de Santa Ana, atendida por los agustinos, y reconoció a Prevost en la sacristía. Ese mismo año, lo invitó a presidir la apertura del Capítulo General de la orden en Roma. “Tenía un cariño especial por la basílica de San Agustín, donde rezaba ante la tumba de Santa Mónica cada vez que venía a Roma como cardenal”, cuenta.

Un legado que sigue
Para Prevost, el legado de Francisco está marcado por su “cercanía a los que sufren” y su “hermosa humanidad”. Recuerda especialmente su visita al Perú en 2018, cuando saludó a una mujer ciega de 99 años que había viajado para verlo desde la diócesis de Chiclayo. “Se bajó del coche, se acercó a ella y la saludó. Ese era él: siempre con gestos concretos de ternura”, dijo.
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También mencionó su última visita al penal de Regina Coeli en Jueves Santo. “A pesar de sus problemas de salud, quiso mantener esa tradición de celebrar con los presos. Su entrega fue total, incluso en los momentos finales”.
Hoy, como sucesor de Francisco, el Papa Prevost asume el desafío de continuar esa impronta pastoral con un equilibrio renovado. “Nos dejó la alegría del Evangelio, la centralidad de la misericordia y una Iglesia que camina con los pobres. Su legado no es sólo institucional, sino profundamente espiritual”, expresó. Y concluyó: “Me enseñó que la sonrisa y la humildad también son formas de servir a Dios”.