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Humillación en Tucumán: un colectivero acusó a un jubilado de usar boleto "gratuito” y llamó a la policía porque no llevaba su DNI

En caso de no mostrarlos, no pueden viajar. En un caso intervino la Policía como si los abuelos fuesen delincuentes
En Tucumán, la decadencia del transporte público ya no sorprende a nadie. Pero lo que sigue indignando -y debe seguir haciéndolo- es cómo se trata a los jubilados, aquellos que durante décadas sostuvieron con esfuerzo a esta sociedad. Hoy, después de haber aportado toda su vida, deben mendigar respeto… incluso para subir a un colectivo.
El Gobierno provincial promociona con bombos y platillos los “boletos gratuitos” para los jubilados. Un gesto que suena solidario. Pero, la realidad arriba de cada unidad es otra: una vergüenza entre bochornosa y autoritaria. Los choferes, por “orden superior”, exigen que los jubilados muestren su DNI si van a pagar con el boleto “gratuito”. Si no lo tienen a mano o no quieren exhibirlo -por pudor, por miedo, por olvido, o porque no se les “canta”- se les niega el viaje. Peor aún: si los “abuelos” insisten en no bajarse de la unidad, llaman a la policía para bajarlos.
Sucedió en un coche de la línea 123; y otro caso, este domingo, de la línea 11. ¿En qué país civilizado se somete a los ancianos a semejante humillación para ejercer un derecho mínimo como el de trasladarse con un boleto que el mismo Gobierno les otorga? ¿En qué reglamento está escrito que para usar un boleto entregado por el propio Estado hay que mostrar un documento? Si el boleto fue emitida por el Gobierno, si es personalizada, si tiene controles… ¿Cuál es la lógica de pedir DNI? ¿Temen acaso que un joven se haga pasar por un jubilado? Seamos serios: a la legua se nota quién es un adulto mayor.
Mientras en el mundo se habla de taxis voladores, en Tucumán nuestros abuelos tienen que enfrentarse a un sistema de transporte retrógrado, degradado y cruel. Suben como pueden a colectivos con escalones de medio metro de altura, expuestos a robos, al maltrato, a la espera eterna en paradas inseguras… y encima deben tener el DNI en la mano como si fueran delincuentes que deben demostrar su inocencia. La mayoría de los abuelos salen sin bolsos ni carteras, con algo de plata entre la ropa interior por miedo al robo.
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¿Quién toma estas decisiones? ¿Quién ordena que los choferes actúen como policías? ¿Y dónde está la empatía, la lógica, el sentido común? ¿Vale la pena involucrar a la Policía que debería ocuparse de cosas más importantes que bajar a un jubilado de un colectivo? ¿Ese es el respeto que les debemos?
Esto no es solo una medida autoritaria: es una muestra de la hipocresía populista que reparte beneficios con una mano y castiga con la otra. Si realmente quisieran ayudar a los jubilados, les facilitarían la vida. No los someterían a nuevos obstáculos. No les pedirían papeles como si no fueran quienes más merecen dignidad.